"Vivimos una intensidad no duradera, una intensidad efímera. ¿Cómo se
experimenta? Michael Ignatieff mantiene que puede ser caracterizada
como la 'cultura de los tres minutos'. La cultura de un lapso de
atención corto, en la cual los políticos ya no se dirigen a nosotros por
medio de discursos, sino a través de 'frases pegadizas' de treinta
segundos, y a través de 'momentos fotográficos'. Es un mundo en el cual
las noticias nos llegan en porciones de noventa segundos, cada una
de ellas desconectada de la anterior. Es una cultura que nos induce a
rozar solo los canales de televisión, haciendo zapping cada vez que
llegamos a nuestro umbral de aburrimiento en lugar de ver un programa
entero. Es una cultura en la cual raramente alguien hace una sola cosa a
la vez, de manera concentrada y durante un período de tiempo largo. Es
una cultura que de manera creciente se dedica a suministrar contenidos a
personas que tienen una capacidad mínima para prestar atención. [...]
Estamos ante una cultura 'amnésica' en la que cualquier cosa está
mezclada en un pantano supercontaminado de imágenes y sensaciones. Es
como un tipo de comida rápida para la mente, servida a trocitos cortados
y fáciles de masticar, en la cual todo el mundo picotea constantemente
pero nadie (o casi nadie) consume el equivalente intelectual a una
comida entera."
Joan Campàs
Montaner. La sociedad de la 'crisis de sentido'. In: Gonçal Mayos &
Antoni Brey (orgs.). La sociedad de la ignorancia. Barcelona: Ediciones
Península, 2011, p. 124-5
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