"— Cuando yo tenía tu edad había sólo dos alternativas: casarse o entrar al convento — dijo sor María Escapulario.
— ¿Por qué eligió lo segundo, madre?
— Porque me daba más libertad. Cristo es un esposo tolerante...
— Las mujeres estamos fritas, madre. Tener hijos y obedecer, nada más — suspiró Nívea.
— No tiene que ser así. Tú puedes cambiar las cosas — replicó la monja.
— ¿Yo sola?
— Sola no, hay otras chicas como tú, con dos dedos de frente. Leí en un periódico que ahora hay algunas mujeres que son médicos, imagínate.
— ¿Dónde?
— En Inglaterra.
— Eso está muy lejos.
— Cierto, pero si ellas pueden hacerlo allá, algún día se podrá hacer en Chile. No te desanimes, Nívea."
Isabel Allende (1942-). Retrato en sepia (2000). Barcelona: Debolsillo, 2006. p. 41
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